AKAKOR,TIERRA HUECA,LOS TAYOS,ABDUCCIONES ...
Hoy trato un tema Apasionante,Los partidarios de la famosa
teoria de la TIERRA HUECA
dicen que la tierra no es maciza sino con capas y recientemente la ciencia le
ha dado apoyos al confirmar que existen importantes y vastos oceanos de
agua,oxigeno,petroleo y una vasta red de galerias de cuevas con tuneles y
verdaderas APARENTES CIUDADES que recorren cientos de kilometros bajo tierra y
donde el ejemplo de la ciudad de Antioquia en Turquia cuya ciudad subterranea
ocupa 650 niveles y sus tuneles llegan a salir en Inglaterra atravesando por
debajo del oceano y aun cuando excavaron el canal de la Mancha para construir el
metro Britanico hallaron redes de tuneles mas abajo y superiores aun a la
tecnologia de punta usada en los 60...
Las famosas cuevas de Los Tayos en Ecuador,que
adquirieron fama porque LA NASA
y el Servicio Secreto MI6 Ingles con personal militar investigaron junto al
Coronel NEIL AMSTRONG,(si el astronauta que piso la luna)..e investigaron este
sistema de cuevas que es mencionado en libros de DANIKEN por la existencia de
las LAMINAS DE ORO del PADRE CRESPI que mostraban a los dioses que venian de
las estrellas y tenian patrones esculpidos en codigo binario de computación,en
esas laminas ademas de mostrar humanoides en escafandras de extrañas razas y
comprobaron la increíble razon de su nombre…LOS TAYOS son pajaron casi ciegos
debido a habitar cuevas,pero siguieron con tecnología a esas aves y comprobaron
que algunas salian en cuevas de FRANCIA y documentaron que algunas aves y
murciélagos ingresban por las cuevas de Francia y SALIAN EN LOS TAYOS,Ecuador…
Como veran esta historia NO TIENE DESPERDICIO…pero vamos a
lo bueno,a mediados de los 70 un periodista aleman.KARL BRUGGER realizo una
investigación en el Amazonas de Brasil donde descubrio a un cacique llamado
TATUNCA NARA que le narro la historia mas increíble de unos DIOSES VENIDOS de
las estrellas que colonizaron la tierra y fundaron una serie de COLONIAS y le
detallo las 7 ciudades fundadas en Centro y SudAmerica que serian la
civilización Madre desde la que se irradiaria el resto de las culturas
herederas de su legado como INCAS.MAYAS Y AZTECAS y le conto que su tribu los
UGA MONGULALA tenian cronicas de esta historia y tenian ciudades subterraneas
que servian de refugio a cuando LA RAZA
HUMANA DEBIO REFUGIARSE BAJO TERRA de INCLEMENCIAS CLIMATICAS
y RAZAS HOSTILES QUE NOS PERSEGUIAN…
El libro en cuestion se llamo CRONICA DE AKAKOR y fue un
best seller que contaba la historia de unos marinos alemanes que llegan en
submarino al Amazonas enviadas por HITLER de parte del INSTITUTO ANHERBE que
hacia expediciones para investigar la raza de DIOSES ARYOS ANCESTRALES,como sea
estos soldados nazis se mezclaron con los aborígenes y de ahí provenia la
leyenda de los indios blancos del Amazonas que hablaban en Aleman…
El periodista conto esta historia y describio la cronica de
los Dioses y sus libros que hablan de etapas en las cuales los dioses bajan y
enseñan y construyen y se marchan ,Dividida en capitulos o libros simbolizados
por el jaguar,el mono,la hormiga,el colibrí que JUSTAMENTE SON LOS SIMBOLOS
DIBUJADOS EN NAZCA y nos daa la clave de QUE SIGNIFICAN REALMENTE…
Hasta aquí la historia conocida del BEST SELLER,lo que pocos
saben es que se ACUSO DE FRAUDE AL ESCRITOR,se dijo que el invento la historia
y los indios no eran tales sino una estafa…bueno uno de los que denundio esto
fue la “INVESTIGADORA” SIONISTA DEBORA GOLDSTEIN involucrada en varios casos y
reportajes dudosos de DESINFORMACION a su vez…
Pero como EL TIEMPO DA REVANCHAS…varios hallazgos CADA VEZ MAS
CONFIRMAN LA HISTORIA DE
AKAKOR…tribus de indios blancos hallados en el Amazonas.Ruinas de ASFALTO
SUBTERRANEO de KILOMETROS que demuestran que hay caminos kilometricos de
asfalto…ruinas con escaleras y columnas en lugares que el libro anticipa 25
años antes…
El autor KARL BRUGGER siguió investigando y reunio mucho mas
material como pergaminos y cintas de reportajes y fotografias para la 2da parte
del libro que se iba a llamar REGRESO A AKAKOR con cerca de 200 horas de
cassete,fue ASESINADO en BRASIL en forma similar al asesinato de CONRADO
MALANGA investigador que divulgo la clave de los ovnis…estos hombres de negro
ALLANARON su habitación en su hotel y a la manera de lo que ellos mismos
hicieron con NIKOLA TESLA,robaron todo su material,cintas de audio,fotografias
y reliquias…
Pero BRUGGER no era tonto y una pequeña parte BACKUPEADA del
material circula por ahí en manos de investigadores curiosos y amateurs pero
que retoman la antorcha de la BUSQUEDA DE
AKAKOR Y HAY IMPORTANTES NOVEDADES…MUCHAS PERO MUCHAS HISTORIAS QUE SALEN EN
CONFIRMACION DE QUE AKAKOR ES REAL…y es que tarde o temprano LAS EVIDENCIAS
APARECEN CUANDO LOS INVESTIGADORES SON SINCEROS,CAPACES Y NO SON TOPOS
DESINFORMADORES DE LA ELITE …
Hay mucho que decir de AKAKOR Y LA TIERRA HUECA y recordemos por
ejemplo que hay evidencia de que los GLIFOS DE NAZCA hablan de una raza madre
central en America y que el explorador ingles el Coronel Percy Fawcett busco en
esa ciudad de pirámides transparentes con energia electrica,su Atlantida Amazonica
que descubrio la ciudad y se adentro en ella para nunca mas volver y sin
embargo hay pistas de lo que paso…
En esta ocasión CITAREMOS la experiencia traumatica de una
mujer que nos da pruebas claves y reveladoras en apoyo de AKAKOR y es que hoy
hablaremos de
Fabio Zerpa es uno de los pioneros de la investigación ovni
en Argentina, y quizás uno de los estudiosos más reconocidos en el exterior. A
lo largo de los años Zerpa ha publicado una serie de libros sobre la temática
ufo así como de otras asignaturas cercanas. Uno de esos trabajos, es El Reino
Subterráneo (1991), del cual elegimos uno de sus capítulos que creemos
representa el espíritu de éste Blog. La historia es una de las más fascinantes
que esta autora haya leído, y presenta varios tópicos interesantes donde la
fenomenología ovni y mundo subterráneo se encuentran profundamente
entrelazados.
El caso se desarrolló en 1966, y tuvo como protagonistas a
una pareja de argentinos que ese entonces se encontraba de vacaciones en
Pinamar lugar turístico de la costa argentina. Los nombres de este matrimonio
se mantienen en secreto, pero en el relato se corporiza la figura de Hilda
Torper, quién narró a Zerpa la increíble experiencia donde ella y su esposo, se
vieron involucrados.
Se hace mención a Akakor, como el lugar donde el matrimonio
fue trasladado por estos humanoides. Nuestra opinión sobre este tema ya la
dimos hace tiempo, y se encuentra para consulta en el menú del Blog, no
obstante creemos que más allá de algunas observaciones, la narración tiene
signos de credibilidad y merece conocerse.
UN VIAJE REAL A AKAKOR
Hace años, un curioso hecho irrumpió en mi vida cotidiana y
me hizo sentir separada de mis semejantes, frustrada y un poco triste, porque
nunca se tomó en serio lo ocurrido; nunca se le dio importancia. En vista de
que fue así, y como luego me sucedieron otras experiencias, me siento obligada
a decirlo una vez más, tratando de llamar la atención de alguien un poco más
inteligente que yo, o sea más accesible.
Mi esposo y yo fuimos a Pinamar por primera vez (y fue la
única) en el año 1966 en el Volkswagen azul; nuestra hija nos había precedido
con una amiga y su familia, hospedándose en el Hotel Maison. No fue muy difícil
encontrarlos, y una vez instalados en el hotel de nuestra preferencia, fuimos
todos juntos a la playa.
En aquel tiempo yo frecuentaba un grupo de señoras que
decían, no solamente que los ovnis eran aparatos no convencionales, tripulados
por sus correspondientes astronautas, sino también que se llevaban hombres y
mujeres por igual para estudiarlos, o para divertirse, o para algún otro
experimento. No sabía si creerles o no, pero cuando nuestra hija anunció que se
habían visto ovnis en esos días ya dejó de ser chiste.
Le pregunté tan cautelosamente como pude dónde se habían
visto; ella señaló hacia el sur de la playa de Pinamar, para librarnos en
cualquier momento de ser protagonistas. Después de esto la conversación giró en
otras direcciones, por que yo noté que a mi esposo no le gustaba que habláramos
de eso. Para decir la verdad, creo que sintió temor a los ovnis. No sabía lo
que ocurriría.
Una de las tardes, hacia el final de nuestra estada en
Pinamar -creo que era el 25 de febrero- desperté a mi esposo de la siesta con
un poco de mala intención, pues estaba planeando que fuéramos en coche por la
ruta a conocer unas lagunas muy lindas que había por allí. Pero lo que le dije
fue distinto: que iríamos a Madariaga a buscar el programa de cine para ir en
la noche.
En el camino hacía mucho calor, y a las tres y cuarto de la
tarde noté que ningún coche nos había pasado ni cruzado hacia Pinamar. Ya
estábamos cerca de la curva donde le propondría parar un rato, cuando vi que el
coche de la policía ya estaba allí. Era alguna marca de coche que ya no se ve
más, cuyas características desconocí y que estaba estacionado frente a un
portón que daba acaso a las lagunas. Entonces pensé: "no podremos bajar
ahí".
Después de pasarlo, y siempre del lado derecho del
Volkswagen, algo llamó mi atención. Detrás de los maizales y casi a ras de la
tierra volaba una torre, que me parecía nos vigilaba y seguía. Recuerdo como si
fuera ayer que codeé a mi esposo para llamarle la atención, recuerdo
perfectamente que le dije: ''Y tú que no querías hablar de ovnis, ¿qué es eso
entonces?" Pero él no sacó la vista del camino, porque algo nos estaba
guiñando.
Yo mientras tanto subí el vidrio, porque nos llegaba desde
afuera tanto calor que casi me asfixiaba, pero era peor. Así que lo abrí
nuevamente ya que el calor persistía. "¿Sería de la torre?", me
pregunté. La cosa que teníamos enfrente seguía guiñando a medida que
avanzábamos.
Le grité a mi marido que podía ser una trilladora, que
aminorara la marcha para darle paso. Pero en vez de hacerme caso él seguía a mayor
velocidad. "¿No ves que estoy con el pie en el freno a fondo? ( ... ) Y el
coche (. .. ) ". Esas fueron las últimas palabras que yo oí. Qué fue lo
que pasó, nunca lo sabré, pero algo más grande que nosotros nos succionó; en
ese momento pensé en esas' pobres orugas que yo torturaba de niña, poniéndolas
en los hormigueros; porque ( ... ) ahora ( ... ) me estaba pasando algo
parecido a mí ( ... ) y me picaba todo el cuerpo. Un ruido de aspiradora
gigante nos impidió decir una palabra más, y nos sacó del coche con una fuerza
sobrehumana. Después algo me pegó en la mandíbula inferior y no supe más; había
perdido la conciencia.
Después de esto, y luego de lo que a mí me pareció una
eternidad, comencé, a volver en mí. Pero ¿quién era "yo"? Me había
olvidado quién era ese "yo", y qué papel desempeñaba, y si tenía
marido o no. Además había olvidado que tenía hijos, me habían quitado la
memoria. ¿Quién? ¿y cómo? Un gran miedo se apodero de mí. Y otra vez caía en la
inconsciencia ese limbo agradable donde no tenía que pensar... '' Una luz
celeste intensa vino a molestarme e interrumpir mi sueno.
Sentí, que no lo podía soportar y grité para que la sacaran.
Cuantas veces hice esto, no lo sé. Imploré que la apagasen, pero seguía
semiconsciente, con los ojos cerrados. Así que me la aplicaron otra vez más, y
siguieron hasta que mantuve los ojos abiertos. Había aprendido que si abría los
ojos ya no me aplicarían la luz azul. ¡Qué pesados estaban mis párpados!
Otra cosa estaba ahí en su lugar. Frente a mis ojos había un
objeto reluciente: Se componía de dos discos unidos por una cadena y se mecía;
me hicieron dormir una vez más. Cuando desperté verifiqué que estaba en una
extraña camilla y a los costados habla como o seis hombres. Pero ¡qué hombres!;
estaba siendo observada por ellos y yo no los conocía. 'Qué fue lo que pasó?
Traté de pensar en lo que me había pasado y no pude hacerlo. Entonces una voz
dijo en mi mente: "No trates de, recordar; es inútil". Miré fijamente
al individuo que tenía más cerca y pensé: "¿Fue una operación lo que
tuve?". "No" sentí en mi cabeza. "Entonces he tenido un
accidente y esto; muerta, pensé.
Entonces oí: "La última parte está incorrecta" y
"Pero no te turbes, porque lo tenemos todo en nuestras manos".
"Qué palabras más antiguas utilizan", me dije, no dándome cuenta de
que ellos captaban todo. Me fijé ahora un poco más en los que me rodeaban:
máscaras cubrían parte de sus caras y delantales como de cirujanos, sus
cuerpos. En todo caso yo no podía ver mucho de sus cuerpos, así que me concentré
en sus caras.
Ojos oblicuos; verde oliva era su piel, salvo que fuera un
efecto de la luz reinante. No tenían orejas, pero sí una especie de diafragma,
como si lo que tuviesen que escuchar fuera muy enrarecido. ¿Tenían que escuchar
mucho más que nosotros? A esta pregunta no hubo contestación. Entonces tuve una
idea, la idea de gritar nuevamente. Pero el que yo miraba, se me anticipó, y
haciendo una mueca puso las manos sobre el lugar donde debía tener sus orejas y
me señaló que le causaría dolor. Tan inusitado fue este gesto que tuve que
reír, y entonces ellos se rieron también. Es así que se "rompió el
hielo". Entonces pensé: "¿Las comunicaciones seguirán siendo
telepáticas?"
¿Quién era yo? Para ver que no estaba soñando intenté
pinchar mi antebrazo izquierdo con los dedos de la mano derecha, pero algo me
lo impidió. Como si lo intuyeran, soltaron mis manos y brazos; después de sacar
unas agujas largas que tenía clavadas en mi pecho, pude hacerlo. No, no parecía
dormir y estar soñando todo esto. "Deja de pensar en quién eres", oí
en mi cabeza. "Incorpórate", ordenó uno de los hombres. Lo hice y
luego dejé deslizar mi cuerpo hasta quedar en pie. Di un paso y me desplomé.
"No importa", dijo uno de ellos, "te vamos a sujetar con un
soporte liviano que ni sentirás", y con esto me hicieron pensar que podía
caminar bien.
Los humanoides se sacaron su indumentaria de cirujanos y se
pusieron un gorro frigio oscuro como sus cuerpos. "Qué raras sus
caras", pensaba yo. Había visto la "crestita" entre las cejas y
sus tatuajes en la cara; eran lampiños. No podría decir si usaban guantes o no,
pero sus manos eran largas y delgadas. No pude contar los dedos. En eso se
acercó uno de ellos y me indicó que sus tatuajes significaban algo. El del
mentón era por valentía y el de la mejilla superior por bondad. "Ahora
dirígete al otro salón." Comencé a decir "¿por dónde?", cuando
un panel se desplazó en la pared del edificio en que estábamos. Era un cuarto
en que no se veía nada, ni siquiera unas ventanas para observar a qué altura
estábamos, y los humanoides no me habían seguido.
De pronto comenzó un altavoz a emitir con voz fuerte las
Bienaventuranzas de Jesucristo, pero de un modo "arcaico". La voz era
hermosa pero demasiado fuerte para mí, así que pensé en voz alta: "Es muy
alta la voz" y enseguida bajó su volumen. Continuaba la voz, hasta que
pensé: "¿De qué vale, si las personas casi no hacen caso a ÉL".
Entonces esa voz se detuvo y dijo: "Gracias; es todo lo que queríamos
saber".
Ahora podía ver un poco, así que comencé a examinar la
habitación, donde había una consola con muchos pedales. Iba a tocar un pedal
cuando se vio un gran resplandor y pude distinguir al "doctor" con
una lámpara de Aladino, y una figura que no había visto antes. Esta figura
estaba vestida de modo diferente a los otros. Tenía un uniforme tornasolado y
era rubio. Expresó: "Soy Turnelde, y me tendrás de compañía". Todo
esto lo dijo sin mover sus labios. Yo ponderé el tenerlo de compañía por el
resto de mi vida.
Además, me llamó Fenilika, un nombre que yo desconocía. Era
de mediana estatura, de modo que si no fuera por su figura estilizada, éramos
como hermanos. Después de mirarnos un rato le dije que yo quería saber dónde
estábamos y cómo se desplazaba este extraño aparato, porque por fin había descubierto
que nos movíamos. No cabía en mi mente que eso fuera un ovni. Primero me mostró
una pequeña ventanita circular en el suelo del aparato, que habría pasado
desapercibida si él no me la hubiese señalado.
Yo miré a través de ella y me sorprendí al ver el mar muy
lejos del ovni; pero ¡estábamos estáticos! "Bueno", dijo Turnelde,
"ahora pon la mano sobre este pedal"; yo obedecí, y colocándose
detrás de mí con su mano sobre la mía accionó el pedal levemente hacia arriba,
y se sintió un leve movimiento, como si estuviésemos en un ascensor, muy suave.
Sunch, dijo Turnelde, y yo lo imité seriamente. Y mirando
por la ventanita vi cómo habíamos dejado atrás el mundo. "Ahora haremos
esto a la inversa", ordenó. Los dos dijimos Sunch juntos y nos reímos de
la coincidencia y mirando por la ventanita vimos cómo se había acercado el
mundo. "Como una pelota de tenis", pensé, ya que no había necesidad
de hablar. ¡Qué lindo era estar con ellos! Pero lo que no esperaba era lo de su
mano. Había observado que era arrugada y sus dedos eran seis.
"De todos modos", dijo él, "tú estás
completamente desnuda, así que estamos a mano". En mi consternación vi que
era cierto, así que de allí en adelante me porté con más decoro. "No te
aflijas", dijo Turnelde, "no te haremos ningún daño", y con esto
comenzó a llamar a los otros para que ocupáramos las butacas que súbitamente
aparecieron.
Íbamos a ver algunos planetas. Cada uno ocupó una butaca y
se oscureció el salón. Yo debería prestar especial atención, porque la elección
era mía. ¡Qué planetas más desolados! Pasaron uno amarillo, otro apagado y otro
que estaba ardiendo, y uno destruido. con bombas nucleares, que no quise ver.
Cuando pasó un planeta oscuro todos saltaron de sus butacas como para evitarlo,
era bastante real la película. Hasta que pasó un planeta verde-azulado.
"Este", grité, "éste es el que quiero
ver". Pararon el film. "¿Estás segura?", me preguntaron.
"¡Sí! ¡Sí Es el que quiero ver", repetí. "Pues has elegido el
planeta del que vienes." "¿El mismo del que vengo? " Y mientras
lo ponían de vuelta ellos me decían que me lo mostrarían. Yo agradecí sus
palabras sin saber lo que me esperaba. Debimos haber ido a Río de Janeiro
primero, en un momento pasamos al Matto Grosso, y en un punto estratégico para
ellos bajamos. ¿Cómo?, no lo sé, tan suave fue el descenso. Estábamos ya en
Tierra. Dónde y cuándo adquirí un pantalón, no lo sé tampoco. Solamente sé que
cuando me cansaba de trotar ellos me tomaban por los codos y así avanzábamos
más rápidamente por la senda de un bosque.
Nos acercábamos a una catarata y uno de los
"Acuanautas" -pues estaban ataviados como para bucear- me instruyó
sobre una palabra que yo debería pronunciar si los nativos comenzaban a ser
'molestos: Ben-ham debía ser .la palabra, que traducida significa "País de
los Buenos". No lo recuerdo muy bien, ya que no sabía qué idioma
"hablaban". Llegamos a un angosto desfiladero que corría entre el
sitio en que estábamos y una catarata; yo debería tomar este camino para llegar
hasta la catarata. Había un espacio detrás del agua que no alcanzábamos a ver:
una gran caverna. Ellos me seguirían. A mis pies había rocas agudas, y lo peor
de todo: agua; ¡una correntada formidable!
Me pusieron una escafandra en la cabeza para que no me
distrajera mirando a los costados, y comencé a cruzar. Era como caminar sobre
una soga estirada en el circo, sólo que más peligrosa, porque había un abismo
debajo, no una red. Lo crucé y vinieron los otros detrás de mí. Nos reunimos
detrás de la cortina de agua, y para mi sorpresa ví que había dos nativos allí
donde la fosa se convertía en caverna.
Uno de los humanoides le dio a uno de los nativos un par de
gallos de riña; éste lo agradeció bastante amigablemente, pero cuando los otros
fueron a encender unas antorchas, el jefe, que había estado poniendo curare en
las puntas de las flechas, de repente agarró su cerbatana y poniéndole una
flecha me señaló. Había adivinado que mi procedencia no era la de los otros y
se disponía a matarme. "¡Di la palabra! ¡Di la palabra!", me gritaban
telepáticamente los otros. Me acordé de la Palabra justo a tiempo, y corriendo tras los
humanoides, seguía gritándola. "Un poquito más y te hubiera
alcanzado", dijo Turnelde, que se .habla disfrazado poniendo barro en su
cara y manos, sin disimular su enojo.
La caverna se ramificaba en varios caminos. El que tomaron
los humanoides fue el más pequeño. Cómo podíamos ver en esa penumbra, es un
misterio, y cómo se abrió y cerró la bóveda, también. Los humanoides me dijeron
que me quedara quieta, que iban a invocar los "poderes del Más Allá".
Dijeron una palabra mágica que yo tome por "Allm" y ví que la otra
pared de la bóveda se estaba moviendo. Al agrandarse el espacio, sin pérdida de
tiempo ocupamos unos carritos con forma de sarcófago que corrían sobre rieles.
Había uno, por persona y cuando estuve lo más confortable
que pude en ese espacio tan reducido, un ayudante, con una especie de balín
embebido en curare en un santiamén me raspó el brazo. Pensé antes de dormirme:
"¡Cómo la avispa siempre gana en esta batalla desigual contra la
tarántula!". Pero aquí fue como ganar la mayor distancia en el menor
tiempo, así que no me sorprendió la maniobra.
¿Estaríamos cerca de la sierra El Roncador o dentro de
ella?, ¿el ruido que hacen estos pequeños sarcófagos es lo que da el nombre a
la sierra? Tengo entendido que en un tiempo hubo minas de metales en este
lugar. Pero estas dos preguntas son recientes, no pertenecen a ese tiempo.
Cuando llegamos, debía estar todavía "groggy", porque corría entre
dos humanoides y ellos me ayudaban cuando me caía.
Ahora Turnelde y yo avanzábamos solos. Teníamos que escalar
una Sierra, que luego mostró un cráter de diez kilómetros de radio, .con una
laguna en él. Después de caminar un poco por sus orillas, Turnelde vio entre
los juncos lo que buscaba. Era un gran dogo, grifón o león de piedra, no lo
pude determinar. Tenía señales de los tres animales, aunque el grifón ya no
existe. De su boca salía agua cuando se soltaba un resorte secreto, especie de
arete. Nos lavamos la cara y las manos, y nuestra piel de alguna manera no se
mojaba.
¿Estaríamos embadurnados con un barniz especial? Turnelde me
dijo que yo haría bien en estudiar este lugar, pues algún día podría tener
necesidad de él, pero además de que no tenía sol, solamente una especie de semiluz,
yo no sabría llegar hasta él. Turnelde usó también el grifón para comunicarse
con otro lugar, quizás otra ciudadela o caverna.
Pude verlo con exactitud cuando lo hizo, y esta vez usó un
arete rubí de la boca del animal tan insólito que habíamos encontrado;º al rato
vino "algo" que se posó sobre nuestras cabezas. Tornando mis manos en
las de él y diciéndome que no mirase hacia arriba, me instruyó para que diera
un gran salto hacia arriba. Esto lo hice con él, y aunque no llegué tan alto corno
él, me arrojó hacia adentro de un umbral que yo, por tener los ojos cerrados,
no vi.
Al cerrarse el umbral pude observar que estábamos en un ovni
circular, más chico que el otro -que creo fue una nave madre-. Parece que en
esta atmósfera éramos más livianos, ¿o quizás era el agua que tomamos? En
realidad no lo sabía, corno tampoco en qué parte del mundo estábamos. El
asiento en este ovni tenía forma circular, así que sin ceremonias de ninguna
clase me senté. Turnelde sacó de un cajón una bocina tipo claxon, un reloj de
arena y un prismático más grande que los nuestros y me los dio con las
siguientes instrucciones:
"Te voy a dejar por unos minutos, pero si algo
inusitado ocurre quiero que me llames con este claxon", y lo colocó de
manera que lo oyera. "Este prismático es para ti, y el reloj de arena está
fijado para marcar la media hora. Si al cabo de media hora no he retornado,
quiero que toques el claxon." Y con esto se fue en su miniplatillo volante
a otra parte sobre el agua, para reunirse con alguien. ¿Quién era esa persona?,
nunca lo sabré.
Tomé mi puesto ahí donde lo podía observar con detenimiento.
Se dirigía a un islote en el cielo; ¿pero cómo?, esto no puede ser. ¿Seria que
por la bruma reinante, una isla en la laguna parecía. un islote en el cielo?
Miré por los prismáticos a través de los excelentes ventanales del ovni
circu1ar y observé que era un islote en la laguna, y ... ya había llegado el
extraño visitante y se escondía entre las malezas y arbustos de aquel islote.
Pero Turnelde no se había percatado de su maniobra. De
pronto se encontraron, y había que ver con qué júbilo se saludaron, hicieron un
bailecito alrededor de sí mismos y se palmotearon las espaldas, y aunque la
distancia era de unos diez kilómetros pude observarlo todo. Estos hombres se
hablaban con gestos, y estoy segura de que todo lo que tenían que decirse fue
dicho sin una articulación, porque ellos son telépatas. Yo sé que en un momento
se refirió Turnelde a mí, porque miraron en mi dirección, y yo me sonrojé.
Creía que el visitante me podía ver así como estaba, semidesnuda, hasta que me
acordé que yo tenía los prismáticos, no ellos. Luego, cuando se cumplió la
media hora, accioné el claxon; Turnelde se despidió efusivamente de su amigo y
tomando su miniplatillo vino en mi dirección.
A lo que pasó después se podría aplicar la ciencia de la
hipótesis de regresión, y estoy esperando que alguien se adelante y me diga que
pasó realmente. Parecería que estuve en el agua con los humanoides como guías,
porque un artefacto parecido al que usan los acuanautas fue aplicado a mi nariz
y recuerdo detalles sin conexión que enumeraré luego.
Por cierto no fuimos a través del túnel que conduce hasta
los nativos. Más bien me inclino a pensar que fuimos por otro túnel, dejando
para otra oportunidad lo que falta entre medio. Este túnel era diferente de los
otros, y una vez más me transportaban dos humanoides; hasta que me desperté
corriendo y vi las paredes lustrosas del túnel. Me volví hacia uno y otro
humanoide, pidiendo encarecidamente que me soltaran un momento para
examinarlas, pedido que fue aceptado. Eran suaves y lustrosas, y llevaban en
sus envolturas capas de colores en serpentina; pero los hombres se
impacientaban, y esto fue lo único que pude observar. Yo pregunto: ¿Qué clase
de hombre tuvo en años pasados el aparato que pulía y al mismo tiempo excavó
tales túneles? Banderas, banderines y emblemas.
Una vez en el ovni nave madre, ociosamente nos pusimos a
hablar de banderas, banderines y emblemas. Ellos habían adquirido un gran
conocimiento. Para no extenderme tanto, les' diré que tienen un emblema muy
parecido a las banderas de nuestro país y de Brasil, con un hipocampo en el
centro. Les indiqué que la bandera argentina era azul y blanca, con un sol en
el medio. A esto se mostraron indiferentes, como si ya lo supieran. Entonces se
refirieron a la bandera japonesa, con su sol con rayas. ¿Pero a qué sol hacían
referencia?
Yo no comprendía, por lo que alguien trajo una virgen cita
de Luján, e indicando los rayos que salían de su contorno trató de decirme que
todos son soles por igual, y que cada uno de los rayos tenía una significación
especial, e hizo referencia a la creencia de los Siete Rayos, de la cual yo
casi no sé nada. ¿Nos habremos apartado tanto de estas creencias excelentes que
ya no las tomamos en cuenta? Se discutió además el significado del caballito de
mar: el hipocampo, símbolo del petróleo si es negro, y por ende, fortuna para
el que lo descubre. Este no es su único significado, porque esconde también un
poder que quizás haya sido utilizado y herculizado en un legado antiguo de
extraterrestres. Yo diría que significa fidelidad o amor conyugal o el Padre
Dios que cuida a sus hijos.
Luego de esta acalorada "conversación" fui llevada
a una habitación llena de mesitas que tenían sobre ellas piedras ordinarias,
semi preciosas y preciosas. Comprendí que podía elegir una, pero no me decidía.
Al no elegir ninguna me preguntaron qué era lo que quería, y yo contesté: la
virgencita. Hubo una rápida consulta y dictaminaron que no me la llevaría.
Desconsolada me llevaron a la pieza de máquinas, para probarme con fórmulas.
Supe las del agua y del aire solamente; insistieron en que reconociese otra
fórmula, pero a los cinco minutos no podía decir cuál era. Luego sacaron un
rollo de la pared; contenía unas veinte palabras escritas en letras grandes y
modernas. Pretendían que yo memorizara su contenido y su significado. Después
de un rato dije que no aprendería eso. No me dieron tiempo a decir más.
"Entonces cómetelo", me gritaron. Lo enrollé, me lancé a probarlo y
tuve una agradable sorpresa: era comestible. Parecía lo que llamamos
"barquillos" en la
Argentina.
De todos modos, aunque dije que me olvidaría las palabras,
actualmente tengo en mi poder una veintena de ellas para mostrar al incrédulo.
¿A qué clase de examen me someterían ahora? Pero los hombres se tuvieron que
ir, así que quedó Turnelde solamente. Él me mostró algo que no sospechaba.
Debajo de una de las butacas, cuando la hizo girar sobre un riel redondo,
apareció un gran círculo. Corriéndolo hacia un lado con algún dispositivo
reveló lo que estaban haciendo los hombres: había otro salón abajo, lo bastante
grande para jugar un juego con raquetas de mango largo y una pelota no común,
cubierta de plumas.
"'Dejemos que los humanoides se diviertan un
poco!", pensé. 'No sabía lo que me esperaba todavía! Dos humanoides
femeninas, aparecieron con sus anotadores y lápices, que por supuesto eran más
veloces que los nuestros. Ellas eran (..) de piel cetrina, pero una lámpara
especial las hacía parecer verdosas. De los otros había menos; eran los
superiores, los Soudanese Val-hánistan, quienes eran más de mi tipo.
Turnelde me las presentó, diciendo que me querían hacer
algunas preguntas, y al mismo tiempo me advirtió que me olvidaría de todo lo
que me estaba pasando. Yo ponderé sus palabras y protesté, hasta que las chicas
las repitieron. ¿Había algo de verdad en lo que dijo? Las chicas me hicieron
algunas preguntas, a las cuales contesté mecánicamente. ¿Ya estaríamos por
llegar? Pero ¿adónde? Noté que el Sol se ponía, y me di cuenta de que ellos
estaban esperando algo, no estaba muy segura. Efectivamente. "¿Ves ese
pescador?", me preguntó Turnelde, y sin esperar a que contestara, dijo:
"Estamos esperando que empaque sus cosas y se vaya". Yo seguí extrañada.
El pescador estaba sobre su silla de lona, en un pequeño espigón de un lago o
de un brazo de mar, y nosotros podíamos verlo, pero él no. "¿Cómo es que
él no nos ve?" Tenía una línea extendida y flotaba en un bote sobre el
agua.
Cuando se fuese algo ocurriría pero no podía imaginar qué.
De pronto Turnelde ordenó a uno de los otros seres que
buscara algo. Dijo (y esto -pensé- no lo olvidaría como las otras palabras):
"ein matomeramque zuei manitolmeranque" y mirando hacia el otro lado
del ovni vi un espectáculo que revolucionó mis sentidos: ¡Era mi esposo,
Roberto, y estaba rodeado de acompañantes! Parte de su indumentaria se le cayó
entonces. Distraídamente dije que él necesitaba un alfiler de resorte. Los
extraterrestres me preguntaron cuál era su significado. Yo, todavía distraída,
di la explicación. Escuché como en un sueño cómo Turnelde me decía que yo
estaba vestida de igual forma, que por qué no me fijaba.
Un burlete blanco envolvía todo mi cuerpo. ¡No lo quería
creer! "Ahora nada será igual, adiós, mi Utopía", y finalmente,
volviéndome hacia Turnelde, pregunté: "¿'Zahora qué pasará?".
"Nada, pero olvidarás todo", me contestó. Secretamente resolví que no
olvidaría. Mientras tanto Roberto se acercaba a mí. "Cómo te va", me
dijo.
Yo, hecha una furia, me deshacía por acordarme todos los
detalles de lo que había sucedido, hasta que el ayudante se acercó con un vino
o algo así. Ahora SI me quería Ir. Me quería ir para decirles a todos lo que
había acontecido, y Turnelde sabía esto, así que mientras yo protestaba que no
habíamos tomado el té ni cenado él me dijo con una pizca de picardía en sus
ojos: "Esta bebida los reconfortará para el viaje que tienen que
emprender".
Entonces pasó lo increíble, lo indecible: mientras nosotros
aceptábamos unas copas de cristal, hundidos sus sostenes hasta la mitad en la
bandeja agujereada, y una de las Valkolets tocaba una pieza que por su sonido
recordaba un toque de queda, mirando hacia el sol Turnelde se volvió
transparente, y una luz rojiza vino de Él y nos envolvió a todos
nosotros.
"Qué parecido al Sagrado Corazón", pensé yo, ~
"ahora nada será igual". Yo amaba a Turnelde con toda mi alma en ese
momento, y ¿qué fue lo que dijo? "/eh Tan~e lept, ze~ Tan.n.e siurt.
" Pasaron muchos años antes de que tuviera una Idea de su significado.
Traducido es: "Yo a Dios adoro, yo a Dios sirvo". (Ver el libro El
oro de los Dioses, de E. V. Daniken.)
Fue mi esposo quien rompió el encanto del momento, cuando
inconscientemente dijo: ¡Qué cocktail bárbaro! Yo no habla tomado el mío
todavía, tan apabullada estaba pensando y admirando. Pero como Turnelde me
estaba vigilando, muy a pesar mío lo tuve que tragar. Era espeso y dulzón, Y,
no era ningún cocktail. Era un específico. ¿Que efectos tendría sobre mi
atormentada mente? Entonces comenzó el canto del gallo. No podía ver a ninguno
de ellos cantándolo. ¿Podría ser un disco o una cinta? Nos llevaron a la
entrada de la nave. Ahora sí me quería ir Y no seguir escuchando ese gallo
deschavetado cantando.
Todos comenzaron juntos a clamar "¡Jumisay!
¡Jumisay!", cantaban en la entrada de la nave Y lloraban fingiendo estar
tristes, nos palmoteaban las espaldas. Cuando yo, decidida, me acerqué a la
entrada, di media vuelta y dije que no bajaría. El miedo se apoderó de mí; el Doctor
tomó mi brazo Y me llevó a un lado, Y me habló de este modo:
"Ahora ya se ha ido el pescador, pero no podemos estar
seguros de que no volverá; es por eso que estamos tan alto en las nubes.
Bajaremos un poco más y no tendrás que temer nada, dos de nuestros hombres los
acompañarán, tomando la trasera, sobre el camino de luz. ¿Te acuerdas una
palabrita corta que usamos muy a menudo?". "Sí, le dije".
"¿Y te acuerdas cómo vibrábamos?". "Sí, así", contesté.
"Bueno -dijo-, de la misma forma lo harás tú ahora para ti Y tu
esposo", Y "[No temas, no temas!", fue el resto del mensaje.
Fui la primera en poner pie sobre la escalera de 'luz
sólida, y sin mirar atrás llegué hasta unas piedras chatas que se asomaban
sobre el agua, que por algún motivo estaban secas a pesar del agua. Llegué a
tierra firme y vi a los dos humanoides ayudando a mi esposo. Tenían
dificultades con él, pero no se me ocurrió pedir ayuda al Cielo. Solamente
quería vengarme de ese maldito Gallo Lesco -que era el nombre de uno de los
hombres, y Roscoe el del otro- y una vez en la playa uno de ellos marchó en
busca de nuestras ropas que estaban intactas dentro de bolsas de polietileno o
algo similar. "Primero saquen toda la ropa de las bolsas, porque éstas se
autodestruirán en tres minutos", dijo. Efectivamente, después de tres
minutos ya no quedaban bolsas, pero tampoco quedaban las tiras de burlete.
Como yo me vestí rápidamente, miré dónde puse la tira de
burlete que me iba a llevar, y ya no estaba. Una tira que había guardado en la
mano corrió la misma suerte. Se derretían ... no podía llevar pruebas. Fui más
lejos aún, me adelanté a mi esposo, que estaba batallando con su camisa, y me
introduje en una especie de bosquecillo. Allí encontré plantas "cola de
caballo", arranqué algunas y me fui a la playa para ver qué estaban
haciendo los humanoides.
Los dos estaban tirando piedras chatas con toda su alma al
agua, y las hacían rebotar, cinco, seis, siete veces, gritando: "[Así es
como nosotros viajamos! ", Yo levanté una piedra chata con mi mano derecha
y la tiré con toda mi fuerza, pero hizo un ¡plop! y se hundió. Roscoe, que
estaba mirándome con atención, de golpe me dijo "( ... )la mano
izquierda", y descubrió toda esa cola de caballo. ¡Qué amargura¡ En esta
ocasión me sirvió un buen reto, del cual no entendí nada pues todo fue dicho en
su idioma.
Fui a ver qué tal estaba mi esposo y lo encontré todavía
vistiéndose. Ya oscurecía y yo necesitaba encontrar algo que los humanoides no
detectaran. No había nada en ese lugar. Finalmente arranqué hojitas de sina-sina
(hoja compuesta) y las escondí en mi mano izquierda, pero antes me puse
bastante en e! cabello. Como tenía el cabello con permanente se adhirieron muy
bien. Luego para despistar volví adonde estaban ellos. Estaban sacando la línea
que había puesto el pescador, y de su bolsillo sacó Roscoe una señuela: la
señuela del hipnosis, poniéndola en e! espinel, y finalmente e! otro enganchó
un dentudo bastante putrefacto que habían encontrado en la playa; cómo se reían
de sus travesuras!
Ahora estábamos todos listos. Los humanoides se pusieron los
cinturones al revés, dejando ver que tenían muchos frasquitos de esos que usan
los entomólogos, y comenzó una larga caminata hasta que llegamos a un lugar
donde era necesario cruzar un zanjón. Antes habíamos ido en fila india, pero
por miedo a perdernos o no sé por qué razón ahora necesitábamos asirnos de la
mano.
Yo me acordé de las hojitas que llevaba y traté de ser la
última a la izquierda de la fila. Pero eso no les convenía a los hombres. Me
agarraron entre los dos y, sospechando, me forzaron a abrir las dos manos Y
¡ahí se descubrió el trueque! Uno me soltó y me sacó las hojitas, aun las más
pegadas entre los dedos; después me zarandearon hasta provocarme casi un
desvanecimiento, y para aliviarme Lesco me dio una bocanada de su aliento, que
olía a chinche del campo. Al mismo tiempo noté que se había puesto como un
tomate, y su torso también. Descubrí entonces que cuando se enojan o apasionan
se ponen rojos, y su cara era terrible de ver; la furia personificada. Fue aquí
que momentáneamente no miré dónde pisaba. Había barro y mis sandalias de gamuza
sufrieron las consecuencias.
Una vez cruzada la zanja llegamos a las líneas de un
ferrocarril, y Lesco fue a buscar algo que resultó ser una zorra. Todos nos
acomodamos sobre ella y así viajamos hasta aproximarnos a nuestro coche. Cuál
fue mi sorpresa cuando resultó no ser nuestro coche, sino el de la policía. Los
humanoides nos hicieron a un lado con gran ceremonia, y armándose de unas
varitas de metal dijeron: "¡Rama! (vi) ¡manna! ¡chick! ¡chick!
¡chick!", mientras con la mano vacía hacían unos chasquidos. Vimos cómo se
disipó la imagen del coche de la policía y "abajo ¡estaba nuestro
Volkswagen! El gran resplandor tardó un rato en desaparecer y luego nos despedimos.
Nos recordaron que "Los primeros serían los últimos, y los últimos serán
los primeros". Veríamos una señal cuando pudiéramos partir.
Esperamos en el coche con los ventanales cerrados como nos
habían dicho. Yo me impacientaba, e iba a bajar uno de ellos, cuando hubo un
gran estruendo, las luces del coche se encendieron y el motor se puso en
marcha. Nos apresuramos por la carretera que conduce a Pinamar. No nos
encontramos de vuelta a Pinamar con ningún coche. Pero no fue R. quien lo guió,
aunque a él le parecía que sí.
¿Quién, entonces? Al llegar -en cerca de quince minutos- ahí
estaba mi hija con su amiga. Se habían Juntado algunos jóvenes, ella estaba
angustiada; todos lo estaban. ¿Dónde habíamos ido? Por temor a que mi esposo
contara algo yo me adelanté diciéndole a ella que en la mañana hablaríamos, que
no fue nada, y que ya habíamos cenado. Lo aparté a Roberto y nos fuimos a
dormir. De allí en adelante no recuerdo nada, y a la mañana siguiente tampoco
nadie se acordó de esta odisea.
Desperté tarde por la mañana. Ese gallo abominable me había
despertado, y el sol que entraba por una ventana mal cerrada me daba en la
cara. ¿Pero quién era yo? Sentada en la cama con la cabeza sostenida por mis
manos traté de recordar. Estaba totalmente desnuda, y dando la vuelta en la
cama camera vi a un hombre. Él estaba como yo, totalmente desnudo' era mi
esposo. "¡Dios mío!", exclamé. "Si esto me sigue pasando: tendré
que ir a un médico." Es claro, yo recordaba que algo similar me habla
pasado lejana y recientemente, pero no recordaba de qué se trataba. Miré mi
ropa sobre la silla. ¡Qué ordenada estaba!, y las sandalias, ordenadas pero
embarradas. ¿Donde las había embarrado?, si no llovió más que un chaparrón en
todo ese tiempo ... Las ropas de Roberto estaban igualmente ordenadas sobre
otra silla.
Sentía un dolor en el ombligo y me levanté para ir al baño.
Decidí tomarme un baño completo; me sentía pegajosa, 'como SI hubiera
transpirado mucho. De vuelta del baño noté en mi lado de la cama muchas hojitas
de sina-sina, pero permanecían mudas y nada me decían.
Me puse la malla debajo de mi vestido de verano y fui a
desayunar: Dejé que Roberto durmiera, En la playa habría bastante tiempo para
hablar de lo que habíamos hecho ayer. Lleve un libro a la playa, la sombrilla
me protegía del sol que necesitaba para leer. Fue el libro de Gerald Durrel Mi
familia y otros animales; hice varios intentos para leer pero aparecía una
mancha roja en cuanto fijaba la vista en la hoja. Traté de comprobar si la veía
en las cosas que me rodeaban; en efecto, apareció sobre la arena cerca de mí
-tenía forma de pelota de rugby- y también en el horizonte, sobre el mar, las
arenas y las carpas. "¡Dios mío!", dije, "tendré que ir al
oculista".
No los abrumaré con detalles como éste. Sólo agregaré que al
día siguiente, al ir al pueblo de Las Armas descubrí que tenía una mancha negra
como un magullón en mi brazo izquierdo, y debajo de ella había cuatro más, y
las yemas de mis dedos estaban doloridas, como si alguien las hubiese punzado.
También encontré sobre mis pantalones pied du poule varias manchas de barro;
además, el síntoma de la gran pelota de rugby roja fue lo último en
desaparecer, ya que la tuve delante de mí durante dos meses.
El desasosiego y la nostalgia también invadieron mi ánimo en
forma permanente a mi regreso a Buenos Aires; allí estaba el coche de la
policía en su acostumbrado lugar. Recordé lo que había pasado; Roberto no quiso
nunca más comentar el suceso, pero yo sí, sin saber a quién. Afortunadamente y
recién después de 4 meses, cuando leí los datos sobre Betty y Barny Hill, en el
caso ( ... ) de los Estados Unidos; vi algo de similitud en nuestras
experiencias; además leí en Crónica de Akakor que los habitantes del planeta
Swerta, que cuenta Tatunca Nara, tienen seis dedos. Este relato significa para
mí no una derrota sino un triunfo. Así quiero contárselo a ustedes.
Termina aquí la narración de Hilda Torper, a quien sometimos
a muchos exámenes hipnóticos y siempre nos narró lo mismo. El relato es
alucinante, extraño, raro y parece fuera de toda lógica. Pero ¿quién tiene
realmente la verdad? ¿Somos dueños de la verdad - verdad? Ella está aún
traumada por su experiencia, que paulatinamente ha ido recordando con lujo de
detalles.
NUESTRAS
CONCLUSIONES :
Cuando las primeras abducciones como la del matrimonio HILL
fueron ninguneadas y ridiculizadas asi como las de las REVELACIONES
UMMO,acusadas de ser fraude o alucinaciones,DEBIERON TRAGAR POLVO cuando MAS DE
UNA DECADA LUEGO se comprobo que los SISTEMAS ELETRONICOS que describian estan
en proyecto de investigación secreta por las potencias y que los mapas dados
por UMMITAS y los reticulianos de la abduccion HILL mostraban ESTRELLAS que en
esa epoca no se descubrieron pero que la ciencia descubrio mucho después en esas
POSICIONES EXACTAS que el matrimonio HILL DESCRIBIO EN ESTADO DE HIPNOSIS..
HAY MUCHO MATERIAL SOBRE AKAKOR Y EN NOTAS POSTERIORES IRE
DESHILAVANDO ESTA HISTORIA APASIONANTE que nos muestra cuan importante es el
tema que LA NASA
y EL SERVICIO SECRETO INGLES vinieron a investigar en la selva y las cavernas y
que los NAZIS vinieron tambien en plena 2da guerra mundial al Amazonas lo que
nos muestra que no puede ser casual que estas potencias enfermas de ambición
lleguen todas juntas por casualidad turistica y altuista es imposible ya que
los conocemos y si hay algo que no son es ALTRUISTAS y no hacen nada al azar…
Aquí HAY ALGO IMPORTANTE…TANTO QUE INVESTIGAN EN SECRETO y
lo CENSURAN y CALLAN AL QUE INVESTIGA como han hecho los hombres de negro con
participantes de expediciones a LOS TAYOS como JUAN MORICZ y GOYEN AGUADO los
descubridores y fallecidos sospechosamente en forma similar a KARL BRUGGER,asimismo
como participantes de las expediciones malogrados trágicamente …
AKAKOR y Los TAYOS Esconden Revelaciones sobre el verdadero
origen de la humanidad y una historia que no solo no se conto sino que se
silencia y medios tecnologicos ancestrales que de ser revelados nos harian
independientes del consumo y tarifa…energia libre y altruista que seria la ruina
del sistema de control y explotacion que da poder a la SATANICA ELITE QUE
CONTROLA AL MUNDO en este CICLO HISTORICO NEFASTO con su tecnologia primitiva,cara
y esclavizante…
El tema es Complejo y Largo por eso lo trataremos en otras
notas…Muchas Gracias
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